A muchas madres, el hecho de dar el pecho nos enfrenta a múltiples dudas e inquietudes a la hora de planear un viaje largo o unas vacaciones en familia. Se debe a que romper con la rutina y cambiar de ambiente resultan situaciones estresantes, en especial, si se hacen por primera vez con niños. Pese al miedo que genera, realizar traslados mientras se amamanta no debería suponer un inconveniente.
La lactancia materna durante los viajes
La lactancia materna no tiene por qué aflojar o modificar su frecuencia durante las vacaciones. Es algo que todas tenemos claro, pero que resulta difícil de concretar en ciertas circunstancias. Por ejemplo, a bordo de un avión, un sitio donde no cuentas con un asiento cómodo ni con espacio suficiente para que tú y tu bebé se relajen y predispongan al contacto de las miradas y las pieles. Pero vamos, si no hay alternativa, deberás adaptarte a determinadas situaciones y apañártelas para que resulten lo menos engorrosas posibles.
Consejos para no claudicar y amamantar adonde quiera que vayas
Nadie dijo que fuera fácil, pero tampoco que fuese imposible. Atiende a estas recomendaciones.
— Planifica las tomas. Es difícil en vacaciones, pero ello evitará problemas mayores. Lo ideal es mantener la rutina alimentaria habitual de tu bebé.
— Adecuar la ruta a las tomas. Si viajas en coche, hacer algunas paradas extra supondrá dar el pecho de manera cómoda.
— Bebe suficiente agua mineral. Que el tiempo de descanso no rompa con el hábito saludable de la buena hidratación.
— Llevar leche materna. Algunas aerolíneas no permiten que un bebé permanezca a upa durante el despegue y el aterrizaje. En esos momentos podrías dar a tu bebé un biberón con tu leche.
— Infórmate sobre las costumbres en el lugar de destino. En algunos países las mujeres deben taparse para amamantar y no cumplir con ello supone al menos una multa.
— Procura no modificar demasiado tu alimentación. Más allá de que sean tentadores, cuidado con los alimentos típicos del lugar de destino. Los picantes o las bebidas preparadas con agua de grifo no segura podrían cambiar el sabor de la leche o provocar algún malestar que te impida amamantar placenteramente.
Dar el pecho en sitios u horarios no habituales
Eso sí es un inconveniente, pero que se resuelve haciendo algunos ajustes. Está claro que las vacaciones implican un lío de horarios, pero priorizar al bebé será la clave de tu éxito. Así, la alimentación del bebé a través del pecho, lejos de implicar desventajas, supondrá beneficios. ¿Cuáles? No cargar con biberones, no tener que calentar la leche (tu teta está siempre a la temperatura ideal) y contar con un ansiolítico natural para tu pequeño ante situaciones de estrés que podrían suscitarse durante un viaje o en un destino lejano.
Como vemos, dar el pecho a nuestro bebé es posible, aunque no siempre resulte cómodo para la díada madre-hijo. Lo importante es que tengamos claro qué es lo que deseamos. Si continuar ininterrumpidamente con la lactancia es el plan, adelante. Tú podrás con esto y con todo lo que te propongas. Te animamos a poner los consejos en práctica.