La autoridad de madre es una cualidad que debes tener presente en la unidad familiar. En primer lugar, nos gustaría empezar este texto explicándote en qué consiste la autoridad como tal. Pues bien, es un derecho que te da el valor a mandar y a que tus hijos te muestren obediencia. También posee otra función y nos referimos a la de mostrar mérito y atracción para imponer todos los valores que nosotras como madres queremos ofrecerles a nuestros hijos.
Pautas para una relación madre e hijos saludable
a) Encárgate de hacerle ver a tu hijo la figura de madre dentro de la unión familiar y de que él todavía es un niño.
b) Procura mantener una conversación adecuada diciéndole que tú también fuiste hija y tus padres (sus abuelos, a los que tanto admiran ahora) también poseían una autoridad sobre ti.
c) Hazle partícipe en la toma de las decisiones para que cuando tu hijo crezca pueda imponer sus normas y sus criterios en su propia casa.
d) Tener una figura de mujer y madre como autoridad no es sinónimo de superioridad ni burla hacia el pequeño o pequeña, así que evita en la medida de lo posible mostrar una humillación por su condición de hijo. Nunca infravalores.
La utilidad de la autoridad
Es un proceso que debes ir forjando con el paso de los años, puesto que siempre no será el mismo. Con esto, nos referimos a que como mujeres no tenemos siempre la misma edad ni nuestros hijos tampoco. Todo dependerá del contexto y las situaciones que vayan sucediendo. El trato a los hijos de la madre siempre tiene que llevarse a cabo sin alzar la voz y sin utilizar la violencia.
La autoridad es como un libro abierto en el cual tu hijo debe mostrarse seguro y saber que puede confiar en su mamá. Existe la falsa creencia de que si una mujer apuesta por este modelo educativo se está privando a un niño de libertad. Nada más lejos de la realidad, puesto que la autoridad tiene un objetivo claro y no es otro que aportar una libertad enorme.
Consejos para tu hogar
Debes imponer límites y no te sientas mal por seguir este proceso. Los límites que tus hijos reciban actúan como una fuente de tranquilidad más que de restricción. Sabemos mejor que nadie que a veces podemos perder los nervios cuando la ira se apodera de nosotras. Te recomendamos que esto no ocurra y no ceder ante los chantajes de los más pequeños.
Si cedes ante ellos, darás un mensaje nada positivo, puesto que los pequeños tienen que saber que no siempre se puede conseguir en el momento lo deseado. No se trata de reprimir, sino de guardar paciencia y valorar los momentos adecuados. De esta manera, la relación entre madre e hijos será la adecuada.
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